ROMANCE DE LA PÉRDIDA DE ALHAMA

      ROMANCE DE LA PÉRDIDA DE ALHAMA
        Paseábase el rey moro
        por la ciudad de Granada
        desde la puerta de Elvira
        hasta la de Vivarrambla.
        Cartas le fueron venidas
        que Alhama era ganada.
        Las cartas echó en el fuego
        y al mensajero matara,
        Descabalga de una mula,
        y en un caballo cabalga;
        por el Zacatín arriba
        subido se había al Alhambra.
        Como en el Alhambra estuvo,
        al mismo punto mandaba
        que se toquen sus trompetas,
        sus añafiles de plata.
        Y que las cajas de guerra
        apriesa toquen el arma,
        porque lo oigan sus moros,
        los de la vega y Granada.
        Los moros que el son oyeron
        que al sangriento Marte llama,
        uno a uno y dos a dos
        juntado se ha gran batalla.
        Allí habló un moro viejo,
        de esta manera hablara:
        —¿Para qué nos llamas, rey,
        para qué es esta llamada?
        —Habéis de saber, amigos,
        una nueva desdichada:
        que cristianos de braveza
        ya nos han ganado Alhama.
        Allí habló un alfaquí
        de barba crecida y cana:
        —Bien se te emplea, buen rey,
        buen rey, bien se te empleara.
        Mataste los Bencerrajes,
        que eran la flor de Granada,
        cogiste los tornadizos
        de Córdoba la nombrada.
        Por eso mereces, rey,
        una pena muy doblada:
        que te pierdas tú y el reino,
        y aquí se pierda Granada.
          Participantes:
          Narrador
          Rey moro
          Alfaquí